Tras leer
varios documentos (“No es verdad, manifiesto pedagógico", promovido por la red
IRES; “permitidme tutearos, imbéciles", de Arturo Pérez-Reverte; “los estragos
del fracaso escolar, de Luis Rojas Marcos”; “y alumnos envalentonados”,
“profesores desesperados”, ambos de Javier Marías; y “¿crisis en la educación?",
artículo del periódico TRIBUNA, por José Saturnino Martínez; me doy cuenta de
la gran transcendencia que tiene el grandísimo fracaso escolar existente en
España. Es pensado por multitud de personas que el fracaso escolar ha nacido en
la sociedad de éstos últimos años y además, echan la culpa al gamberrismo de
los adolescentes, algunas veces se dice, que es por culpa de no haber dado un
buen azotazo a tiempo, otras veces, que si el niño/a está muy consentido,
otras, que si la culpa es del profesorado…etc. Es cierto, que estas variables
afectan y mucho. Pero esto, existe en la actualidad y ha existido siempre. Se
cree que la solución es bajar el nivel educativo, cambiar asignaturas, modificar
la metodología, que el temario sea más corto, pero esto solo es para lavarse
las manos algunas personas y por no querer encontrar una solución adecuada y
duradera.
Como opinión
personal diré que estoy de acuerdo en que la culpa principal la tiene el Estado
por cambiar de leyes constantemente y leyes que no sirven para nada. Leyes que
solo favorecen al alumnado cuando no lleva razón, y leyes que la palabra del
alumnado tiene más valor que la de cualquier docente. Pero creo que se debe ir
más allá en la investigación, creo que es cierto que hoy en día existe más
gamberrismo que en los tiempos de los setenta, por ejemplo. Pero existe más
gamberrismo porque hay más facilidades económicas. Antes, al haber menos nivel
adquisitivo, las gamberradas podían ser de menor nivel. Cuando hablo de
gamberradas, no me refiero solo a las gamberradas en sí, sino también a la
grandísima expansión de las TICS (que a veces no hacen otra cosa, sino
perjudicar el aprendizaje), la excesiva libertad que dan muchos padres de forma
de educación permisiva, etc. Por tanto, en aquellos tiempos, no podía haber en
una casa 2 ordenadores, 2 vídeo consolas, algún mp4, teléfonos de última
generación. No existían, pero tampoco había dinero para poderlo comprar. Solo
algunas familias podrían hacerlo. Hoy en día, esto, está al alcance de más
personas. Estas cosas se han introducido en la educación y forma parte de la
sociedad. Cuando existen profesores que ni si quiera saben encender un
ordenador, cuando ni siquiera saben lo que es un teléfono de última generación.
Por todo esto y como conclusión final diré que el Estado debe invertir dinero
en educación y no más cantidad, porque creo que ya hay suficiente dinero para
ello, sino que se debe invertir en cosas necesarias y de una forma adecuada; es
decir no regalar portátiles a los profesores para realizar su trabajo y
ofrecerles cursos para adecuarse a la sociedad de hoy en día, entre otras
muchas cosas.
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